viernes, 14 de noviembre de 2008

¿El futuro de Brasil?


Seguramente al señor de la izquierda lo reconozcan fácilmente. En estos momentos, la gran desconocida para el mundo es la señora de la derecha, pero a partir de 2010 puede ser la capitana de uno de las principales economías del mundo.
Lula da Silva, actual presidente de Brasil, que llegó a registrar un 70% de popularidad, ha designado a Dilma Rousseff (la señora de la izquierda) como la candidata del Partido de los Trabajadores para las elecciones de 2010.
Rousseff, que en la actualidad ocupa el puesto de ministra de la presidencia, es la antítesis de Lula. Desde 2003 forma parte del gobierno brasileño y ha desempeñado diversos cargos hasta alcanzar el actual, donde realiza la labor, en la sombra, de primera ministra. No sé ha prodigado en grandes discursos y su dialéctica no es tan fuerte como la del actual presidente.
Ésta economista formó parte activa de la lucha armada contra la dictadura que gobernó Brasil de 1965 hasta 1985. Su activismo político le llevó a estar en la cárcel durante tres años, donde sufrió torturas. De esta etapa reconoció que cometió errores, pero ha afirmado estar orgullosa de su generación, “de una gente que con inmensa generosidad buscaban un Brasil mejor, más igual”
A pesar de su extenso currículum y de su valía como defensora de los derechos de los brasileños, muchas críticas vuelan sobre su cabeza:
1. Su perfil técnico. Desde que comenzara su carrera dentro del partido e incluso antes cuando formaba parte de la resistencia, nunca ha sido candidata a ningún cargo por lo que se cree que puede ser presa fácil de una larga campaña electoral.
2.La sombra de Lula es alargada. El tirón del antiguo sindicalista puede ser un arma de doble filo. Gracias a la popularidad de Da Silva, Rousseff sólo tendrá que seguir el camino marcado por él, para alcanzar el 'Palacio de la Meseta' (sede de la presidencia). Sin embargo, esto le puede estallar en las manos, ya que cualquier cambio en el rumbo marcado por su predecesor puede hundir su campaña electoral.
3.Poco dialéctica. Es una mujer reservada, con una imagen de tecnócrata que quizá sea un obstáculo insuperable para ganar unas elecciones en un país como Brasil, donde se valora el carisma y la proximidad de los políticos.
No obstante, ya ha comenzado su carrera hacia el poder. Un ejemplo de los cambios que los asesores ya han impregnado en su carácter fue en un reciente debate televisado cuando un senador conservador le acusó de ser poco fiable porque había mentido a la policía en su juventud. Rousseff saltó: “Mentir a la policía en una dictadura es una obligación”.
Con el paso del tiempo se irá viendo si Rousseff puede ser una manzana más de la cesta o la salsa de todos los platos.

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